miércoles, 10 de julio de 2013

Proyecto de ley designando al Puente de ruta 6 sobre el Rio Yi con el nombre de Osiris Rodriguez Castillos

Proyecto del Prof. Carmelo Vidalín en Diputados: “En esta legislatura, la Cámara de Senadores aprobó un proyecto de ley presentado por los senadores Sergio Abreu y Luis Alberto Heber en el cual se designa con el nombre de Osiris Rodríguez Castillo al Puente sobre el Río Yi ubicado en la Ruta Nacional Nº 5 del departamento de Durazno y que se encuentra en la Comisión de Constitución, Códigos, Legislación General y Administración de la Cámara de Representantes.
Esta iniciativa de los legisladores impulsada a instancias de reconocer y homenajear a una de las “figuras más destacadas de la cultura nacional por sus múltiples facetas de poeta, escritor, investigador, compositor, cantante, instrumentista y lutier”.
La sociedad y el pueblo de Sarandi del Yí al tomar conocimiento de la propuesta legislativa, sin querer desconocer el justo aporte legislativo de ambos parlamentarios, creyó oportuno que si se debía homenajear al insigne creador con la designación de un puente, éste debía ser aquel que se encuentra contiguo a la ciudad de Sarandí del Yí y por sobre el Río Yí, lugares que fueron testigos de su infancia y sus años de mocedad a los cuales Osiris siempre recordó durante su dilatada y proficua vida.
En consecuencia haciéndonos eco del sentir de la comunidad sarandiyense y del espíritu de los legisladores Abreu y Heber, se propone honrar a través del presente proyecto de ley que se designe con el nombre de Osiris Rodríguez Castillos al Puente ubicado sobre el Río Yi en la Ruta Nacional Nº 6.
Don Osiris Rodríguez Castillos, nació el 21 de julio de 1925 en Montevideo. Su vida transcurrió como poeta, escritor, investigador, compositor, cantante e instrumentista de nuestro de país. Está considerado como uno de los pilares del folklore uruguayo y fue un fiel reflejo de la canción folklórica americana.
Integrante de una familia especialmente interesada por la cultura, la música en general y la educación de sus hijos en particular, y con un interés primordial por la historia, la historia del arte, la lingüística y la literatura, tempranamente se interesó por las raíces de la música autóctona.
Siendo niño, su familia se traslada a Sarandi del Yí donde pasaría su infancia y juventud en contacto con el río y la naturaleza campestre, lo cual lo moldeó y le creó una relación permanente que proyectó luego en sus canciones y forma de pensar.
A los 6 años empieza a estudiar piano con el profesor Piera que viajaba una vez por semana desde Florida para enseñarle, enseñanzas que culminarían a los 14 años, logrando el profesorado superior. A los 8 años, compone sus primeros poemas; termina la escuela primaria a los 11 años y cursa educación secundaria en el Liceo de Florida.
Siendo niño y retornando con su padre de una tarde de pesca en el Yí, volvía con los recuerdos guardados de los secretos ruidos del monte y al llegar a los aledaños de Sarandi del Yí sintió una emoción al escuchar un valsecito proveniente de una guitarra. Se enamoró del instrumento e inició sus estudios con el profesor Atilio Rapat, de acuerdo a una entrevista que ofreció señalando a su profesor de guitarra.
Asimismo, en una entrevista que se le realizó expresó: “Toda mi escuela es asombrarme: ver las cosas por primera vez. Yo podría verlas cien veces y cada vez podría escribir sobre ellas algo distinto. Creo que he encontrado la manera de hacerlo defendiendo al gurí que llevo adentro. Un “gurí” que quedó siempre a orillas del Yí, donde me crié”. A finales de la década del 30, la familia regresa a Montevideo y empieza a estudiar en el Liceo Francés, cumple además el servicio Militar y abandona luego los estudios liceales para rumbear para la frontera, internándose en Río Grande del Sur donde vive dos años enteramente a caballo, sin dormir en una cama y siendo peón de establecimientos rurales. Posteriormente, se traslada a Carmelo donde se establecería y contrae nupcias con  Imasul Botello, de esa unión en  1948 nacería Federico.
Tuvo varios trabajos desde tocar jazz en el Casino hasta trabajar en un astillero metalúrgico, tallador de madera, curtió el cuero y otros oficios que servían para su sustento. En la década del “50” por Radio Rural empieza a decir sus versos en un programa que se llamaba “Un poeta oriental dice sus versos”.
Fue además un lector voraz, creativo y perfeccionista y en 1953 recibe la medalla de oro a la poesía épica por su “Romance al General Lavalleja”, dos años después edita su primer libro “Grillo Nochero” que fue un punto de referencia literario para varias generaciones, y en el año 1957 publica, “1904, Luna Roja”, por el que recibe el “Premio Ministerio de Instrucción Pública” que refiere a un extenso poema dramático sobre la revolución saravista y la muerte del caudillo oriental Aparicio Saravia.
Osiris fue un hombre intenso en todas las áreas de su vida. En 1965 contrae matrimonio por segunda vez, en este caso con Zulma Di Pólito, catorce años menor que él y de quien tuvo una hija, Pilar. En 1981, en Madrid, inició una relación con Consuelo Vázquez de Parga, con quien compartió todos los años de su exilio, hasta la muerte de ella en 1993.
Su obra irradió su influencia fuera de las fronteras de su país, integrando el repertorio de destacados artistas internacionales, siendo interpretado, entre otros, por Eduardo Falú, Jorge Cafrune, Carlos Di Fulvio y José Larralde, quienes grabaron versiones de algunas de sus canciones, así como muchos interpretes uruguayos, entre ellos Amalia de la Vega, Santiago Chalar y Alfredo Zitarrosa.
En su obra musical se destacan canciones como “Caminos de los quileros”, “Décimas a Jacinto Luna”, “De Corrales a Tranqueras”, “Corrales de Algorta”, “El cisne negro”, “Gurí pescador”, “De tiempo adentro”, “Tata Juancho”, “Como yo lo siento”, etc, mientras su poema más difundido es el “Romance del Malevo”. Con Eduardo Falú, a quién le unía una sincera amistad, compuso la letra de una única zamba, que jamás grabaría y titulada “Tiempo del Jacarandá”.
En 1961 edita “Entierro de Carnaval”, libro de cuentos que llegó a traducirse al alemán.
Su espíritu creativo, innovador, único,  lo lleva a desarrollar una materia pendiente como la investigación y el estudio de la guitarra en profundidad. Por entonces, también creó un método de estudio para la mano derecha, registrado bajo el nombre de “nueva guitarra”, e incluso, como lutier, desarrolló un instrumento original, la guitarra de Osiris.
A Osiris le costó mucho exiliarse, fue un exiliado tardío, y en virtud de la censura que sufría por la cual padecía sufrimientos morales y económicos debe sobrevivir dando clases de guitarra en su casa de Montevideo.
En 1981 se exilia en Madrid, regresando definitivamente a su patria en 1993, para vivir en una humilde pensión de la calle Gaboto 1634 hasta su muerte ocurrida el 10 de octubre de 1996 en un Hospital Público.
Osiris Rodríguez Castillos fue dueño de una particular sensibilidad poética y visual siendo descubridor de fantásticos paisajes de la vida humana. Además, a través de un estilo único e irrepetible su obra fue un reflejo de cómo la tierra se vuelve parte de uno.
El Río Yí cuando le entregó los profundos secretos de sus montes  le formó el carácter conocido de  profundos silencios, independiente y pensativo.
Ese mismo Río Yi a quién Osiris aprendió a amar y llegar a sostener en su exilio: “El río más largo del mundo no es el Nilo sino el Yí. Que nace en el nordeste de Durazno y muere esta noche en Madrid”, acoge sus cenizas en una ceremonia familiar, emotiva, sobria y silenciosa.
Es por estos motivos que el Pueblo Oriental y el Poder Legislativo deben honrar y homenajear a Osiris Rodríguez Castillos para que el Puente que se encuentra ubicado en el kilómetro 201 de la ruta Nº 6 sobre el Río Yí sea denominado con su nombre.

PROYECTO DE LEY
Montevideo, 9  de julio de 2013.
Artículo Único.- Designase “Osiris Rodríguez Castillos” al puente ubicado sobre el río Yí en el kilómetro 201  de la Ruta Nacional Nº 6 “Joaquín Suarez”.
Prof. Carmelo Vidalin Aguirre

Representante Nacional por Durazno

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