Proyecto del Prof. Carmelo
Vidalín en Diputados: “En esta legislatura, la Cámara de Senadores aprobó un
proyecto de ley presentado por los senadores Sergio Abreu y Luis Alberto Heber
en el cual se designa con el nombre de Osiris Rodríguez Castillo al Puente
sobre el Río Yi ubicado en la Ruta Nacional Nº 5 del departamento de Durazno y
que se encuentra en la Comisión de Constitución, Códigos, Legislación General y
Administración de la Cámara de Representantes.
Esta iniciativa de los
legisladores impulsada a instancias de reconocer y homenajear a una de las “figuras
más destacadas de la cultura nacional por sus múltiples facetas de poeta,
escritor, investigador, compositor, cantante, instrumentista y lutier”.
La sociedad y el pueblo de
Sarandi del Yí al tomar conocimiento de la propuesta legislativa, sin querer
desconocer el justo aporte legislativo de ambos parlamentarios, creyó oportuno
que si se debía homenajear al insigne creador con la designación de un puente,
éste debía ser aquel que se encuentra contiguo a la ciudad de Sarandí del Yí y
por sobre el Río Yí, lugares que fueron testigos de su infancia y sus años de
mocedad a los cuales Osiris siempre recordó durante su dilatada y proficua
vida.
En consecuencia
haciéndonos eco del sentir de la comunidad sarandiyense y del espíritu de los
legisladores Abreu y Heber, se propone honrar a través del presente proyecto de
ley que se designe con el nombre de Osiris Rodríguez Castillos al Puente
ubicado sobre el Río Yi en la Ruta Nacional Nº 6.
Don Osiris Rodríguez
Castillos, nació el 21 de julio de 1925 en Montevideo. Su vida transcurrió como
poeta, escritor, investigador, compositor, cantante e instrumentista de nuestro
de país. Está considerado como uno de los pilares del folklore uruguayo y fue
un fiel reflejo de la canción folklórica americana.
Integrante de una familia
especialmente interesada por la cultura, la música en general y la educación de
sus hijos en particular, y con un interés primordial por la historia, la
historia del arte, la lingüística y la literatura, tempranamente se interesó
por las raíces de la música autóctona.
Siendo niño, su familia se
traslada a Sarandi del Yí donde pasaría su infancia y juventud en contacto con
el río y la naturaleza campestre, lo cual lo moldeó y le creó una relación
permanente que proyectó luego en sus canciones y forma de pensar.
A los 6 años empieza a
estudiar piano con el profesor Piera que viajaba una vez por semana desde
Florida para enseñarle, enseñanzas que culminarían a los 14 años, logrando el
profesorado superior. A los 8 años, compone sus primeros poemas; termina la
escuela primaria a los 11 años y cursa educación secundaria en el Liceo de
Florida.
Siendo niño y retornando
con su padre de una tarde de pesca en el Yí, volvía con los recuerdos guardados
de los secretos ruidos del monte y al llegar a los aledaños de Sarandi del Yí
sintió una emoción al escuchar un valsecito proveniente de una guitarra. Se
enamoró del instrumento e inició sus estudios con el profesor Atilio Rapat, de
acuerdo a una entrevista que ofreció señalando a su profesor de guitarra.
Asimismo, en una
entrevista que se le realizó expresó: “Toda mi escuela es asombrarme: ver las
cosas por primera vez. Yo podría verlas cien veces y cada vez podría escribir
sobre ellas algo distinto. Creo que he encontrado la manera de hacerlo
defendiendo al gurí que llevo adentro. Un “gurí” que quedó siempre a orillas
del Yí, donde me crié”. A finales de la década del 30, la familia regresa a
Montevideo y empieza a estudiar en el Liceo Francés, cumple además el servicio
Militar y abandona luego los estudios liceales para rumbear para la frontera,
internándose en Río Grande del Sur donde vive dos años enteramente a caballo,
sin dormir en una cama y siendo peón de establecimientos rurales.
Posteriormente, se traslada a Carmelo donde se establecería y contrae nupcias
con Imasul Botello, de esa unión en 1948 nacería Federico.
Tuvo varios trabajos desde
tocar jazz en el Casino hasta trabajar en un astillero metalúrgico, tallador de
madera, curtió el cuero y otros oficios que servían para su sustento. En la
década del “50” por Radio Rural empieza a decir sus versos en un programa que
se llamaba “Un poeta oriental dice sus versos”.
Fue además un lector
voraz, creativo y perfeccionista y en 1953 recibe la medalla de oro a la poesía
épica por su “Romance al General Lavalleja”, dos años después edita su primer
libro “Grillo Nochero” que fue un punto de referencia literario para varias
generaciones, y en el año 1957 publica, “1904, Luna Roja”, por el que recibe el
“Premio Ministerio de Instrucción Pública” que refiere a un extenso poema
dramático sobre la revolución saravista y la muerte del caudillo oriental
Aparicio Saravia.
Osiris fue un hombre
intenso en todas las áreas de su vida. En 1965 contrae matrimonio por segunda
vez, en este caso con Zulma Di Pólito, catorce años menor que él y de quien
tuvo una hija, Pilar. En 1981, en Madrid, inició una relación con Consuelo
Vázquez de Parga, con quien compartió todos los años de su exilio, hasta la
muerte de ella en 1993.
Su obra irradió su
influencia fuera de las fronteras de su país, integrando el repertorio de
destacados artistas internacionales, siendo interpretado, entre otros, por
Eduardo Falú, Jorge Cafrune, Carlos Di Fulvio y José Larralde, quienes grabaron
versiones de algunas de sus canciones, así como muchos interpretes uruguayos,
entre ellos Amalia de la Vega, Santiago Chalar y Alfredo Zitarrosa.
En su obra musical se
destacan canciones como “Caminos de los quileros”, “Décimas a Jacinto Luna”,
“De Corrales a Tranqueras”, “Corrales de Algorta”, “El cisne negro”, “Gurí
pescador”, “De tiempo adentro”, “Tata Juancho”, “Como yo lo siento”, etc,
mientras su poema más difundido es el “Romance del Malevo”. Con Eduardo Falú, a
quién le unía una sincera amistad, compuso la letra de una única zamba, que jamás
grabaría y titulada “Tiempo del Jacarandá”.
En 1961 edita “Entierro de
Carnaval”, libro de cuentos que llegó a traducirse al alemán.
Su espíritu creativo,
innovador, único, lo lleva a desarrollar
una materia pendiente como la investigación y el estudio de la guitarra en
profundidad. Por entonces, también creó un método de estudio para la mano
derecha, registrado bajo el nombre de “nueva guitarra”, e incluso, como lutier,
desarrolló un instrumento original, la guitarra de Osiris.
A Osiris le costó mucho exiliarse,
fue un exiliado tardío, y en virtud de la censura que sufría por la cual
padecía sufrimientos morales y económicos debe sobrevivir dando clases de
guitarra en su casa de Montevideo.
En 1981 se exilia en
Madrid, regresando definitivamente a su patria en 1993, para vivir en una
humilde pensión de la calle Gaboto 1634 hasta su muerte ocurrida el 10 de
octubre de 1996 en un Hospital Público.
Osiris Rodríguez Castillos
fue dueño de una particular sensibilidad poética y visual siendo descubridor de
fantásticos paisajes de la vida humana. Además, a través de un estilo único e
irrepetible su obra fue un reflejo de cómo la tierra se vuelve parte de uno.
El Río Yí cuando le
entregó los profundos secretos de sus montes
le formó el carácter conocido de
profundos silencios, independiente y pensativo.
Ese mismo Río Yi a quién
Osiris aprendió a amar y llegar a sostener en su exilio: “El río más largo del
mundo no es el Nilo sino el Yí. Que nace en el nordeste de Durazno y muere esta
noche en Madrid”, acoge sus cenizas en una ceremonia familiar, emotiva, sobria
y silenciosa.
Es por estos motivos que
el Pueblo Oriental y el Poder Legislativo deben honrar y homenajear a Osiris
Rodríguez Castillos para que el Puente que se encuentra ubicado en el kilómetro
201 de la ruta Nº 6 sobre el Río Yí sea denominado con su nombre.
PROYECTO DE LEY
Montevideo, 9 de julio de 2013.
Artículo Único.- Designase “Osiris Rodríguez Castillos” al puente ubicado sobre el río Yí
en el kilómetro 201 de la Ruta Nacional
Nº 6 “Joaquín Suarez”.
Prof. Carmelo Vidalin Aguirre
Representante Nacional por Durazno
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