El Diputado Carmelo
Vidalín realizó en el Parlamento una exposición escrita dirigida al Ministerio
de Ganadería, Agricultura y Pesca, Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola,
Intendencia de Durazno, Junta Departamental de Durazno y Sociedad Apícola del
Uruguay, solicitando se tomen medidas para proteger al sector apícola y
minimizar el impacto de la fumigación.
“Siendo
considerada la apicultura una producción integrada a la cadena agroalimentaria deberá tenerse
presente la máxima de Albert Einstein cuando expresó: “Si la abeja
desapareciera del planeta, al hombre solo le quedarían cuatro años de vida”.
La primera
colmena que arriba al Uruguay se produce en abril de 1834, introducida por
Bernardino Rivadavia y a partir de entonces ha sido una actividad productiva
que se ha desarrollado en todas las regiones del Uruguay - sin excepciones -
reuniendo en torno a ella a productores
apícolas familiares y a productores a gran escala.
En éste
último período son muchos los apicultores que están abandonando la actividad y a su vez otros
están siendo absorbidos por productores apícolas de mayores volúmenes, lo cual
significa que tienden a desaparecer si no se toman medidas en procura de
proteger al rubro apícola.
De acuerdo a
cifras oficiales en el último quinquenio hay un continuo descenso en el número
de productores apícolas y propietarios de colmenas. En el año 2009 existían
3.217 productores, en el año 2010 la
cifra era de 3.180 y en éste último año resultó ser de 3.165.
En lo que
respecta a la producción de miel exportada en el año 2011 fue de 14.180 toneladas,
resultando U$$ 42.656.560 las divisas que ingresaron a nuestro país fruto de
las ventas al exterior.
Nuestro país
cuenta con una producción de mieles de diferentes variedades, ejemplo: “miel
poliflora”, “miel de eucaliptus”, “miel clara”, “miel oscura” y “miel de
citrus” las cuales son consideradas atractivas por el mercado.
La presencia
de residuos agrotóxicos en nuestras
mieles es algo que para cualquier productor es tema serio, pero para el
Uruguay debe representar una preocupación mayor teniendo en cuenta que el 95%
de la miel producida en nuestro país se exporta. Si además le agregamos el
cambio de clima, sequías prolongadas, la baja en el precio de la miel, el
incremento del precio del combustible y el aumento del área agrícola con cultivos
que no colinden con la apicultura le
resultan adversidades letales.
Asimismo, se
debe considerar la importancia del sector jerarquizando a la apicultura,
teniendo en cuenta la importancia que realmente tiene, tanto en el ingreso de
divisas como en las fuentes de trabajo
que ocupa.
El efecto
polinizador que cumple las abejas con las plantas no ha sido suplantado, y su
función potencia el rendimiento de cultivos al punto que su pérdida podría
ocasionar una carencia notable de alimentos.
Deberán
extremarse las medidas sanitarias para evitar la interacción del vuelo de la
abeja, o de la presencia de apiarios, con las aplicaciones de sustancias
fitosanitarias que irremediablemente provocan un daño a las abejas. Además,
deberá tenerse en cuenta el perjuicio que provocan las plantaciones de
monocultivos.
Por lo
expuesto, en virtud que la pérdida de abejas podría afectar fuertemente al país
y que hay factores de riesgo que están afectando a la apicultura en Uruguay se
solicita tomar medidas para proteger al sector y coordinar acciones para
minimizar el impacto de las fumigaciones de pesticidas sobre plantaciones de
cultivos realizándolo durante las horas
nocturnas”.
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